El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón.[1]
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón.[1]
Como esta canción habla Susana Sommer en su libro recientemente presentado: Según pasan los años. La vejez como un momento de la vida (Editorial Capital Intelectual).
Por Coca Trillini
En toda existencia hay una diversidad de momentos. Algunos esperados con ansias y otros llegan mientras miramos para otro lado, generando ganas de huir de la realidad porque nos toman desprevenidos.
¿Qué culpa tengo de ser mayor y estar “tan bien” podríamos preguntarnos?
En la introducción Sommer nos avisa: “Quiero escribir un libro que ayude a pensar una etapa a la que algunos llegamos sin darnos cuenta y sin tener idea de lo que podemos disfrutar, sabiendo que nos pasa desde la biología, a la vez de divertirnos y gozar de los que si podemos”[2];es decir como en la canción se impone “un pedazo de razón”.
Introducirse en este libro motiva varias lecturas posibles, propongo algunas.
Hacer una lectura lineal siguiendo sus capítulos lleva a recorrer una galería de información, no novedosa, pero articulada de una manera que entrando por la literatura y el cine se llega a teorías del envejecimiento, a los cambios de todo tipo, a la biología, al tiempo, a la nutrición y al final de la vida, para concluir con la especificidad de la situación en la sociedad.
Esta lectura es la que muestra el trabajo de investigación y reflexión de Sommer y responde a su pregunta “¿Podremos modificar estos acontecimientos y estos daños?”
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de temor.
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de temor.
Un recorrido diferente es preguntarse: “¿Podremos acostumbrarnos a ser viejos y que no nos importe?”. Entonces dejamos la lectura lineal y vamos buscando aquellos capítulos que desafían nuestros prejuicios. En mi caso llamaron la atención los capítulos: 5.Sentidos, reproducción y edad; 6. Hombres y mujeres envejecen igual? y 9.El ocaso de la vida.
Pasan los años,
y cómo cambia lo que yo siento;
lo que ayer era amor
se va volviendo otro sentimiento.
Porque años atrás
tomar tu mano, robarte un beso,
sin forzar un momento
formaban parte de una verdad.
Otra lectura posible es dejarse interpelar por la memoria, sí. A medida que iba leyendo recordaba cuando comenzaron a llamarme la atención las/los viejas/os. Realidad tan lejana por que mi abuela era la abuela, no la vieja. “¿Cuándo yo comienzo a considerar a una persona mayor?”.
y cómo cambia lo que yo siento;
lo que ayer era amor
se va volviendo otro sentimiento.
Porque años atrás
tomar tu mano, robarte un beso,
sin forzar un momento
formaban parte de una verdad.
Otra lectura posible es dejarse interpelar por la memoria, sí. A medida que iba leyendo recordaba cuando comenzaron a llamarme la atención las/los viejas/os. Realidad tan lejana por que mi abuela era la abuela, no la vieja. “¿Cuándo yo comienzo a considerar a una persona mayor?”.
¡Que feliz fui la primera vez que me dijeron señora! Ahora la señora es mi mamá, ¿pero 20 años de diferencia son muchos? Depende, si la mamá tiene 40 y la hija 20 es formidable. Ahora si la hija tiene 60 años y la mamá 80 ¿quién es la mayor? ¿Y la que no es mayor qué es?
Así fui llegando a: “Diez acciones prioritarias a fin de maximizar las oportunidades
de las poblaciones en proceso de envejecimiento”.[3]
Un libro que nos ayuda a pensar en momentos venideros de la vida.