En el mismo año, una de cal y una de arena. Hace unas semanas me alegraba y disfrutaba del premio tan merecido a Alice Munro, ahora la noticia de la muerte de Doris Lessing, no puede dejar de doler. A pesar de saber que era una mujer grande, 94 años; que había vivido y contado muchísimas cosas riquísimas, no puedo dejar de pensar en la pérdida.
Por Sonia Santoro
El año pasado me pidieron en el diario Tiempo Argentino que escribiera sobre un libro recordado para mí. Inmediatamente pensé en El cuaderno dorado de Doris Lessing, no porque fuera el último ni el único, sino porque realmente me marcó. No soy original, como recordó en estos días Elena Poniatowska “El Cuaderno Dorado, biblia política de feministas publicada en 1962 fue una puerta abierta para las mujeres quienes a partir de ella se manifestaron en contra del racismo, el sexismo y sobre todo se inclinaron por todo lo que no tuviera que ver con la vieja Europa y su rancio puritanismo”.
Lo leí en el verano de 2008, en la casa de mi mamá, donde había vuelto dos meses mientras arreglaba una casa que habíamos comprado hacía poco. Mi segundo hijo tenía unos diez meses y todavía tomaba la teta.
En el libro hay muchas historias, íntimas, políticas, de mujeres y hombres, pero hay sobre todo una mujer que escribe. El cuaderno dorado me estimuló, me iluminó; despertó esas ganas de hacer lo que realmente deseamos, que a veces se nos olvida. Escribir, no sólo empezó a ser posible para mí, sino necesario.
Meses más tarde, estando en otro país, hubo otro libro suyo que me dejó sin habla, sin sueño, literalmente; sin poder dormir por la angustia existencial que transmitía: Memorias de una superviviente. El quinto hijo es también otra novela dura, que habla sobre la posibilidad de no querer a un hijo y los abismos que se abren en las parejas cuando criar hijos no es lo que nos enseñaron.
Sus libros no pasan al olvido una vez terminados. Son perturbadores, casi siempre; cuestionadores de los lugares comunes, muchísimas veces; la mayor de las veces crudos, francos, abiertos.
El 17 de noviembre Doris se fue. Por suerte nos dejó medio centenar de novelas, muchas autobiográficas. Así que tenemos Doris para rato.