EL DERECHO A COMUNICAR

Damián Loreti y Claudio Lozano abordan en «El derecho a comunicar. Los conflictos en torno a la libertad de expresión en las sociedades contemporáneas» (Siglo Veintiuno editores) un tema central en el debate político actual como lo es el acceso a los medios de comunicación, entre otros. Aquí ofrecemos un adelanto.

El caso que sacó a la luz lo invisible

Las prácticas y recetas acerca de cómo conformar oligopolios y monopolios informativos de la mano del poder político y eco- nómico han salido a la luz en los últimos años en Europa y los Estados Unidos. El escándalo de las escuchas ilegales protago- nizado por Rupert Murdoch y su grupo de medios, encabezado por News of the World, puso sobre la palestra la capacidad de daño de las empresas de medios cuando no existen límites de pro- piedad ni de prácticas. Quienes acumulaban poder y secretos en el Reino Unido encontraron un último freno en la opinión pública inglesa y en los miembros de la Cámara de los Comunes, que repudiaron las prácticas delictivas y de concesiones políticas infinitas a los medios concentrados.

En el debate que tuvo lugar en la Cámara en 2011, el primer mi- nistro conservador David Cameron –acusado, entre otras cosas, de haber contratado como director de Comunicaciones al ex editor de News of the World, de lo cual se arrepintió en público– contraata- có acusando a los laboristas por las relaciones que sus antecesores, Tony Blair y Gordon Brown, habían tenido con Murdoch y las con- cesiones que habían realizado para potenciar su monopolio de la información.

Pero los británicos no fueron los únicos: el ex presidente del go- bierno español José María Aznar dejó su cargo en 2004 y en 2006 asumió como miembro del directorio de News Corp. International. De esta manera, se convirtió en el primer no anglófono en ocupar esa posición.

Lo mismo sucede en los Estados Unidos con un conjunto de reporteros y columnistas de la cadena Fox provenientes del ala más conservadora del Partido Republicano. Como botón de muestra, alcanza con la frase del periodista y político, reconoci- do como uno de los escribas de los discursos del ex presidente George W. Bush, David Frum: “Los republicanos originariamen- te pensábamos que la Fox trabajaba para nosotros y ahora esta- mos descubriendo que nosotros trabajamos para la Fox” (Alter- man, 2011: 75).

En la misma línea, el sitio de internet Politico.com, en una nota sobre los políticos con contrato de exclusividad con Fox News, aseguró:

Cuando C-SPAN intentó hacer una entrevista a la candidata republicana Sarah Palin, se le contestó que tenía que obtener primero el permiso de Fox. La empresa, citando el contrato con ella, en última instancia lo desestimó. Los productores de NBC, ABC, CBS, CNN y Msnbc informan experiencias simila- res (Martin y Hagey, 2010).

En el ámbito local, es notorio que la invisibilización ha funciona- do de manera tan grave como la discriminación. En los Estados Unidos, Fox News intentó sin éxito ocultar el escándalo de las escuchas y sus consecuencias institucionales. La consultora inde- pendiente Media Matters registró que, durante los días del 13 al 17 de julio de 2011, la CNN informó esta historia en 108 segmentos, la Msnbc cubrió la noticia en 61 segmentos y Fox reportó la historia sólo en 30. Si la cadena Fox controlara también más del 60% del mercado con su propia red de cable, como veremos en el próximo apartado que efectivamente ocurre en la Argentina, ¿cuántos ciudadanos estadounidenses se habrían enterado de lo sucedido?

El episodio demuestra que sólo con pluralismo y sustentabilidad de muchos medios con diferentes propietarios, en las mismas áreas y soportes, se puede hacer periodismo de investigación.

La concentración en el mercado
de medios audiovisuales en la Argentina

En la actualidad, en casi todas las localidades de la Argentina – con la sola excepción de siete grandes ciudades del interior del país– existe apenas una señal de televisión abierta. La informa- ción sobre el origen de los contenidos de la televisión abierta recopilada por la Dirección Nacional de Supervisión y Evaluación dependiente de la AFSCA en el año 2011 –a partir de los datos brindados por los propios licenciatarios– aporta elementos con- cretos para comprender las características del sistema de medios en el país.

Los treinta y nueve canales de televisión abierta42 que se en- cuentran fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y La Plata retransmiten en red, en promedio, el 54% de la pro- gramación que emiten. Esa retransmisión reproduce en directo la programación de los canales de la ciudad de Buenos Aires. El resto se divide entre retransmisión de esos mismos canales pero en diferido, producciones estadounidenses y producciones propias, de terceros y repeticiones. A la inversa, las cinco señales del AMBA y La Plata sólo retransmiten en red el 1% de sus contenidos.

Estos datos demuestran que la producción para televisión abierta se encuentra concentrada en la ciudad de Buenos Aires en manos de unas pocas empresas (ya sea a través de los canales o de produc- toras asociadas), que a su vez poseen buena parte de las señales del interior del país, que retransmiten sus propios contenidos. Como se observa en el siguiente gráfico, dos compañías (Telefónica In- ternacional SA –Telefé– y Grupo Clarín) controlan el 65% de este mercado. Sumados al Grupo Vila-Manzano-De Narváez llegan al 78%.

Por otra parte, las fusiones y adquisiciones realizadas en el mercado de proveedores de televisión por suscripción, en lugar de contribuir al desarrollo de nuevas oportunidades de producción local, reduje- ron las posibilidades de emisión a través de soportes como el cable o la televisión satelital, y se sumaron al proceso de concentración de la propiedad en la televisión abierta.

De acuerdo con los últimos datos oficiales registrados en 2001, alrededor de 5,7 millones de hogares (56,3%) estaban suscritos a al- guno de estos servicios. Según estimaciones de la Asociación Argen- tina de TV por Cable, en 2008 el número de abonados a la televisión por suscripción alcanzaba los 6,18 millones de hogares (alrededor de 60%). Un estudio más reciente, realizado en marzo de 2013 por el Consejo Latinoamericano de Publicidad en Multicanales, esta- bleció que 9,2 millones de hogares argentinos (76%) acceden a servicios y contenidos de TV por suscripción. Sobre ese total, un 80% corresponde a TV por cable y un 20% a servicios satelitales o de televisión digital codificada.

Estos valores superan ampliamente los del resto de los Esta- dos de la región y sólo pueden compararse con los de países como Canadá (72,1%), los Estados Unidos (71%) y Dinamarca (68,3%).

La operación conjunta entre los dos mayores proveedores de TV por cable del país, Cablevisión y Multicanal, iniciada de facto a mediados de 2007, permitió que un mismo grupo, con posición dominante en el mercado de producción de papel de periódico, medios gráficos, agencias de noticias, producción audiovisual y te- levisión abierta, se quedara también con un porcentaje superior al 55% del mercado de la televisión por cable, según reconoció la propia compañía (CNDC, 2007b).

En la actualidad, existen redes superpuestas y los usuarios sólo tienen la posibilidad de elegir a su proveedor de televisión por ca- ble en unos pocos centros urbanos grandes del país. Sin embargo, aun allí donde existe algún tipo de competencia, los niveles de concentración alcanzados a partir de la operación conjunta entre ambas empresas oscilan entre el 77% y el 95% (CNDCb, Dictamen no 637, cit.).