La movilización de Ni una menos mostró otra realidad en torno de la violencia contra las mujeres: la que se ejerce desde los medios. Un informe muestra que sólo el 2,4 por ciento de los contenidos se dedica a temas de género. Curiosidades del monitoreo de mayo, el mes previo al histórico acto en plaza Congreso.
Por Sonia Santoro
“Por su amor moría y por traición estuvo dispuesto a matar”; “Amores trágicos: crecen los crímenes pasionales”; “Enloqueció y la apuñaló en un bar de Caballito”. El mes de mayo, previo a la movilización #Niunamenos, algunos programas de televisión justificaron la violencia contra las mujeres con tratamientos morbosos, culpabilizantes de las víctimas y ajenos a los derechos humanos y la normativa actualizada en la materia. Es decir, paradójicamente, al abordar un tipo de violencia hacia las mujeres, reprodujeron otra modalidad: la violencia mediática. La tendencia no es nueva y está acompañada de una poca representación de la problemática en los medios, e incluso de todo lo que tiene que ver con la categoría “género”. Sólo el 2,4 por ciento de las noticias presentadas en 2014 por los cinco canales de televisión abierta de la Ciudad de Buenos Aires se encuadra dentro de esa categoría. Además, si bien en los noticieros televisivos son mayoría las noticias sobre inseguridad y policiales, en el caso de violencia hacia las mujeres son muy pocas las que son tratadas como femicidios.
En un nuevo relevamiento realizado durante mayo, el Observatorio de la Discriminación en Radio y TV –formado por el Instituto Nacional contra la Discriminación la Xenofobia y el Racismo (Inadi), la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM)– analizó algunos programas televisivos con problemas en el enfoque de la violencia hacia las mujeres. Uno de los episodios de cobertura visualizados fue el programa Argentina despierta, conducido por Chiche Gelblung y Amalia Granata, por Canal 26. Allí se abordó el femicidio de Gabriela Parra, una mujer que fue apuñalada en una confitería de Caballito, el 9 de abril. “Para relatar el desenlace del caso, el conductor vuelve a incurrir en discursos que culpabilizan a la víctima, tal como ha sucedido anteriormente sobre las cuales este espacio se ha expedido a través de dos informes y reuniones con la producción de otros de sus programas”, dice el informe. Y si bien valora que esta vez llevaron a especialistas en violencia contra las mujeres para hablar del caso, resalta que se observan placas/titulares como: “Amores trágicos: crecen los crímenes pasionales”; “Otra historia de amores trágicos. Enloqueció y la apuñaló en un bar de Caballito”; “Amores trágicos: la citó en un bar y la mató”. Cómo leer esta puesta en escena, teniendo en cuenta que, a decir de la experta en violencia hacia las mujeres Rita Segato, los femicidios son hechos comunicativos que integran las estrategias de reproducción del sistema, de renovación de los votos de subordinación de las mujeres en el orden de estatus. ¿Hay ignorancia o desinterés para llamar los femicidios como “crímenes pasionales” o “amores trágicos”? ¿Por qué no darles la definición atenta a los derechos humanos y la normativa específica como expresión más extrema de la violencia de la que las mujeres son víctimas?
El 17 de mayo, Mirtha Legrand preguntó a una de sus invitadas, víctima de violencia de género, qué había hecho ella para merecer que su pareja le pegara. “Más allá de que la conductora rápidamente se retractó, buscar en la conducta de las víctimas una justificación de la violencia machista es un lugar común de un discurso que, quienes están al frente de un programa en un medio de comunicación, deben superar”, dice el informe.
Por otro lado, en mayo también, la Defensoría del Público presentó el Informe Anual de los Monitoreos de Programas Noticiosos de Canales de Aire de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: “¿Qué es noticia en los noticieros?”, que analizó los cinco canales de aire de febrero a diciembre de 2014.
De allí se desprende que sólo el 2,4 por ciento de las noticias presentadas por Canal 13, Telefe, la TV Pública, Canal 9 y América están relacionadas con la temática de género. De las 354 noticias analizadas en esta categoría, 231, es decir tres de cada cuatro noticias (el 74,3 por ciento), son presentadas como casos policiales o de inseguridad; y en el caso de violencia hacia las mujeres, son muy pocas las que son tratadas como femicidios.
Considerando la duración de las noticias, “de las 554 horas, 21 minutos y 41 segundos analizados, las noticias con la temática se llevaron sólo el 3,9 por ciento. Con respecto al monitoreo realizado por la misma Dirección de Análisis, Investigación y Monitoreo de la Defensoría del Público en 2013, los resultados en comparación indican que se han mantenido las mismas prácticas sin modificaciones ya que ese análisis indica que de 13.029 noticias sólo el 2,5 por ciento son sobre género, ocupando así el 3,2 por ciento del tiempo total (555 horas, 58 minutos y 48 segundos)”, explican desde la Defensoría del Público.
La vieja violencia en los medios
Los medios se han convertido en objeto de estudio. Ya en 2013 el Observatorio había presentado el Monitoreo de Violencia contra las Mujeres en Noticieros Televisivos.
En ese estudio se relevaron los noticieros nocturnos de los mismos canales, en las primeras quincenas de enero a abril de 2013. En esas horas se relevó un total de 126 noticias sobre violencia contra las mujeres.
El marco legal del monitoreo está compuesto por la Ley 26.485 y la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual (artículo 71).
Entre las variables que se consideraron, se midieron los tipos y modalidades de violencia simbólica y mediática. Se analizaron las miradas de los informativos y las miradas del observatorio sobre la misma noticia. “Desde los medios hay invisibilización de las violencias. Por ejemplo, los medios observaron un uno por ciento de violencia mediática y el Observatorio un 10.” En cuanto a la violencia mediática, se observó además que el 22 por ciento de las noticias hacía foco en aspectos morbosos, el 28 por ciento estaba descontextualizada, el 59 por ciento no consultaba a especialistas en la cobertura, y el 36 por ciento de los casos usó música de suspenso o incidental que otorga mayor dramatismo a la construcciones de la noticia.
También se compararon los distintos tipos de violencia y la calificación de los hechos que hacían los medios. Encontraron que el 52 por ciento hablaron de asesinatos, mientras que femicidio apareció solo en un 6 por ciento de las noticias.
En cuanto al tratamiento de las víctimas. En el 21 por ciento de los casos aparecieron como débiles, dependientes, sumisas o fueron revictimizadas –infantilizadas, subestimadas– o se las presentó con características psicopatológicas; o bien se centraron en el vínculo entre la víctima y el agresor, justificando la violencia. Mientras que en el resto de los casos no identificaron ningún aspecto sobresaliente.
Además, el 68 por ciento de los casos mostró datos que permitían identificar a las víctimas (lo que las pone en riesgo).
En cuanto a los agresores, en el 59 por ciento de los casos aparecieron como responsables de la violencia, en el 15 por ciento de los casos se habló de celos, o de hombres con personalidad dominante; en el 15 por ciento fueron patologizados, como alcohólicos o adictos, en el 12 por ciento fueron demonizados (salvaje, verdugo) y en el resto no encontraron datos.
El monitoreo también trabajó con una serie de variables que permitían medir si las noticias tenían perspectiva de género: contextualización de la problemática, foco en agresores, tema de interés público, referencia a instrumentos jurídicos (tipos de la ley 26.485), lenguaje y terminología usados, inclusión estadísticas de violencia de género y femicidios, entre otros. Se observó que solo el 9 por ciento de las noticias incluyó esta perspectiva. Además, ninguna nota registró el uso de un lenguaje no sexista.
Nuevas audiencias
Si bien muchas veces los medios se constituyen en la vía gracias a la cual una posible víctima logra ser asistida, en otras reproducen el sistema. “Sigue faltando información con perspectiva de género”, apuntó Myriam Pelazas, coordinadora del Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión en diálogo con Página/12.
A pesar de todo, las audiencias han cambiado. El 37,1 por ciento de quienes decidieron reclamar en el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión en el primer semestre de 2014 lo hizo para pedir que el Estado intervenga en algún tipo de violencia hacia las mujeres en los medios, según adelantó este diario en marzo último.
Habrá que ver si los medios toman nota de este movimiento social. Lo que pasó el 3 de junio es una oportunidad para el cambio, también desde el tratamiento mediático. Así lo entiende Myriam Pelazas, quien consideró que “una parte importante de los medios se esforzarán en cubrir mejor estos temas porque entre los reclamos y los puntos de la convocatoria apareció el ‘debe’ que tienen los medios respecto de este tipo de coberturas. En general el tratamiento periodístico de la marcha fue abarcativo y dio cuenta también del rol que les cabe a los medios en esto. Asimismo quedó muy explícito el concepto de violencia mediática y también percibí que algunas personas tras explicaciones que se hicieron en esos días por fin entendieron cabalmente, por ejemplo, qué es la cosificación y por qué se responsabilizan a programas como los de Tinelli cuando se habla de ella”.