Cuáles son los estereotipos de mujer que muestran los medios masivos
La autora de Las palabras tienen sexo señala que las representaciones de lo femenino son sesgadas y tienden a escamotear la complejidad del género. Analiza además cómo impacta esta visión en la vida cotidiana.
Por: Ivana Romero
Qué representaciones de las mujeres construyen los medios de comunicación? ¿Es posible brindar enfoques no estereotipados de la información que reflejen varones y mujeres en su complejidad real? ¿Cuál es la importancia de las palabras para construir un lenguaje inclusivo, con lugar para todos y todas? ¿Cómo impactan las construcciones mediáticas sexistas en la vida de la gente? Estas y otras preguntas atraviesan Las palabras tienen sexo II. Herramientas para un periodismo de género, cuya compilación está a cargo de Sonia Santoro y Sandra Chaher, directoras de la organización Artemisa Comunicación y del portal Artemisa Noticias.
Se trata de un libro de ensayo y análisis compuesto por doce capítulos, que abordan temas como historia del feminismo en la Argentina, las masculinidades en los medios, la salud sexual y reproductiva en el periodismo, sensibilización tecnológica (es decir, los modos en que las mujeres se apropian de las tecnologías y participan de manera activa en las sociedades del conocimiento), lenguaje no sexista, la paridad en los medios, cómo abordar los femicidios y la trata de personas desde el periodismo, publicidad y estrategias para incidir en cómo se presenta la información. Estos textos fueron escritos por académicas como Mónica Tarducci, Eleonor Faur y Claudia Laudano, entre otras. También por comunicadoras especializadas en género como Gabriela Barcaglioni, Luciana Peker, Carolina Escudero, y las compiladoras.
Se trata, además, de la continuación de Las palabras tienen sexo, que salió a la calle en julio de 2007 y que se puede bajar de Internet. «Estos son los libros que teníamos ganas de leer como periodistas especializadas en temas de género, y esperamos que lo puedan disfrutar de la misma forma quienes ya están o empiezan a recorrer este camino», asegura Santoro, en diálogo con Tiempo Argentino.
-Al comienzo del libro se afirma que las palabras tienen sexo y el periodismo tiene género. ¿Por qué?
-Las palabras nombran de modo distinto a varones y mujeres. Muchas veces, el lenguaje nos oculta, nos desprestigia y discrimina. Por ejemplo, cuando nombra como «crímenes pasionales» el asesinato de mujeres víctimas de la violencia de género. ¿Ves cómo cambia decir las cosas de un modo o de otro? Yo no creo que exista un periodismo objetivo, entre otras cosas porque el lenguaje con el que se construye periodismo no lo es. Pensarlo con perspectiva de género tiene que ver con señalar las inequidades, las construcciones estereotipadas, todos aquellos mecanismos que hagan invisibles a las mujeres en su complejidad y en el ejercicio de sus derechos.
-El libro dedica un capítulo especial a esto último y se detiene en la participación de las mujeres feministas en el espacio público en la Argentina.
-Sí. Es que hacer periodismo con perspectiva de género es una opción política, una toma de partido sobre la realidad. Esto tiene que ver con el feminismo, con su lucha para que las mujeres puedan construir un mundo a su propia imagen y semejanza, ya que vivimos en uno donde siguen rigiendo valores patriarcales. También es cierto que hay un largo camino recorrido, como lo demuestra el hecho de tener una mujer en el cargo de presidenta. La historia del movimiento feminista en el país sirve para poner en perspectiva estas cuestiones y también para que la gente más joven tome conciencia de que algunos logros que hoy se consideran naturales fueron producto de muchos años de lucha. No siempre las mujeres pudieron tener derecho a tomar anticonceptivos, a tener una vida autónoma, a divorciarse.
-¿Cuál es tu análisis sobre la situación actual de los medios en relación con el respeto hacia las mujeres?
-En líneas generales es importante entender lo que sucede afuera de los medios para entender lo que sucede adentro. Y lo que sucede afuera es que los estereotipos sobre las mujeres están muy enraizados en la sociedad. Las publicidades, por ejemplo, apuestan a un tipo de mujer que es una especie de hada del hogar, cuando lo cierto es que las mujeres tienen mucho protagonismo como trabajadoras, aunque, claro, son las primeras en dejar sus empleos para cuidar a sus hijos. Y es que la relación entre el hogar, los deberes como madres y con la organización familiar siguen estando en tensión con el espacio de trabajo. Por otro lado, programas como el de Tinelli evidencian que sigue existiendo un machismo extremo. Ante este tipo de situación, sigue siendo necesario pensar y profundizar las problemáticas de género y su vínculo con lo mediático.
Fuente: Tiempo Argentino