«SI MI MAMÁ SE ENFERMA ¿QUIÉN LA CUIDA?»

El Parlamento de las Mujeres y diversas organizaciones piden el desarrollo de políticas para reconocer y sostener el trabajo que llevan adelante principalmente las mujeres en los hogares. Reclaman una definición de los dos candidatos porteños. El debate pendiente.
 
 
Por Sonia Santoro
Foto: Carolina Camps
Licencias, guarderías, horarios laborales flexibles. La semana previa al ballottage porteño, el Parlamento de las Mujeres exigió a los candidatos a jefe de Gobierno que se comprometan con el desarrollo de políticas de cuidados en la ciudad de Buenos Aires. Mediante un pronunciamiento público, el espacio conformado por 60 organizaciones de la sociedad civil le propuso a los candidatos Horacio Rodríguez Larreta (PRO) y Martín Lousteau (ECO) asumir un compromiso público con la “agenda de género”. Meses atrás, con consignas como “Cuando mi mamá se enferma, ¿quién la cuida?” o “¿Quién cuida a l@s hij@s de la chica que nos cuida?” pintadas en pancartas y haciendo barullo con bombos, silbatos y sonajeros, medio centenar de chicos y chicas había irrumpido en la Feria del Libro. La movida, titulada ¡Cuidado, niñ@s suelt@s! fue organizada por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), el Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (Ciepp) y la Dirección General de Niñez, Adolescencia, Género y Diversidad de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. ¿Por qué la necesidad de hacer tanto ruido? Es que el cuidado, que permite que nos reproduzcamos día a día, no tiene prensa. Instalar en la agenda pública y electoral este tema es un desafío que comparten organizaciones sociales y organismos internacionales.
 
Comprar, preparar la comida, llevar a los chicos al colegio son tareas de cuidado; como todas las actividades que permiten atender las necesidades de las personas con ciertas dependencias (niños y niñas, personas mayores, enfermas o con discapacidades) y también de las personas que podrían autoproveerse ese cuidado.
 
En un año electoral como éste, estas actividades no ocupan la agenda política; enfocada en los llamados temas “serios” o “importantes” como la inflación, la inseguridad o los fondos buitre. Y cuando la ocupan no lo hacen con la profundidad y el análisis necesario para lograr cambios.
 
Por ejemplo, mientras la persistencia del empleo informal suele ser un tema central en la agenda electoral, poco se habla de que son las mujeres las que están insertas en menor grado en el mercado laboral (un 55,9 por ciento contra el 80,2 por ciento de los hombres) o que tienen empleos informales en mayor grado que los varones. Y que todo esto se relaciona con que las mujeres son las principales cuidadoras. Las mujeres dedican a las actividades de cuidado el doble de tiempo que los hombres, 6,4 horas al día, según datos del Indec de 2013.
 
“Si miramos con atención encontramos que las diferencias entre mujeres y varones en la participación en el mercado laboral y otras esferas de la vida pública son consecuencia de la injusta organización social del cuidado”, dice el documento “Derecho al cuidado en la agenda electoral” realizado por ELA, ADC y Ciepp en el marco del proyecto El cuidado en la agenda pública. Estrategias para reducir las desigualdades de género en Argentina, en busca de sacar de la marginalidad política este debate.
 
En crisis
 
¿Por qué es importante hablar de cuidado? “Se habla de un espacio vacante en las políticas públicas porque son tema que se han resuelto históricamente en el ámbito privado por las mujeres”, dijo René Mauricio Valdez, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en un encuentro organizado por el organismo junto al Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), para profundizar en el debate sobre esta problemática. “Queremos que en este 2015 la clase política tome el tema en su agenda, no solo el Ejecutivo, sino el Legislativo y también la sociedad civil”, dijo Fabián Repetto, del Cippec.
 
Los cuidados están en crisis. No solo en Argentina sino en el mundo. El aumento de la expectativa de vida y la disminución de la oferta de gente para cuidar, entre otros cambios demográficos y culturales, explican el problema. “Hay una crisis porque ha aumentado el número de personas que requieren cuidados al mismo tiempo que las mujeres se incorporaron al mercado de trabajo”, agregó Valdez.
 
Si bien en el encuentro se destacaron algunos avances importantes del país, también se marcaron desafíos (ver aparte).
 
Tiempo
 
Si se tiene empleo, el tiempo para cuidar a otros se consigue, básicamente con licencias familiares. Sin embargo, esto solo alcanza a quienes tienen un empleo formal y ya se señaló, por ejemplo, que las mujeres son las que más trabajan informalmente.
 
Por otro lado, las licencias están centradas en el período posnatal y hay diferencias según las distintas jurisdicciones y empleadores. “Por ejemplo, hay 87 días por licencia por maternidad en Jujuy vs. 210 en Tierra del Fuego para empleados públicos provinciales”, informó Gimena de León, analista de programa en el área Desarrollo Inclusivo del PNUD. Para los varones los días por nacimiento siguen siendo pocos: entre dos y cinco.
 
Por eso, entre las propuestas para solucionar este déficit se planteó modificar el régimen de licencia para alcanzar como mínimo el piso de 98 días establecido por OIT, ampliar las licencias paternales e incluir licencias familiares o por cuidado. Así como establecer mecanismos de conciliación: tiempos flexibles, teletrabajo, entre otras opciones.
 
El documento “Derecho al cuidado en la agenda electoral” coincide con estas propuestas pero propone reformas más integrales, que homogeneicen el derecho al cuidado en la regulación del empleo, por ejemplo:
 
– Integrar la regulación del derecho al cuidado en el marco de la Ley de Contrato de Trabajo y normas laborales en el marco de políticas públicas universales.
 
– Reformar las normas laborales para modificar su sesgo maternalista, no solo en las licencias.
 
Servicios
 
¿Por qué cuando un hijo se enferma la que usualmente falta al trabajo es la madre? ¿Por qué cuando un padre o una madre necesita que los acompañen en un hospital, la que en general lo hace es la hija mujer? Hacer visible la tarea invisible que hacen las mujeres cada día, implica cambiar el enfoque y empezar a hablar de “cuidados con corresponsabilidad social”.
 
En el encuentro organizado por PNUD se habló de las 3D que hay que trabajar para cambiar el paradigma: desfamiliarizar, desfeminizar y desmaternizar. Pero si no es la familia la que resuelve como puede las tareas de cuidado, si no es la mujer la que se ocupa de “las cosas de la casa”, si no es la madre la que cuida de niños, viejos y discapacitados, ¿quién se ocupa?
 
Desde el PNUD proponen en primer lugar fomentar una mejor distribución del cuidado en el hogar. Y además ampliar la cobertura de servicios de cuidado. “El principal déficit es la provisión universal de servicios e infraestructura destinada al cuidado de niños/as y adultos mayores”, señaló de León. “Esta carencia impacta desfavorablemente en las familias de menores ingresos (especialmente en las mujeres), siendo las de mayores recursos las que pueden tercerizarlo en instituciones especializadas del mercado”, explicó.En la infancia, las escuelas se ocupan de esta función. En el país, un 32 por ciento de niños menores de 4 años va a algún jardín o guardería privado o público. ¿Y qué pasa con el resto? En el caso de los adultos mayores, el PAMI cubre al 98 por ciento de las personas de 80 años o más, “sin embargo hay baja cobertura en el programa de cuidadores domiciliarios y el desafío es formalizar las tareas de cuidadores y cuidadoras que no están contemplados en la ley de contrato de trabajo”, dijo la experta.
 
En relación a este aspecto, el documento “Derecho al cuidado en la agenda electoral” propone:
 
– Ampliar la oferta educativa para la educación inicial en todas las jurisdicciones del país, así como los establecimientos de doble jornada.
 
– Revisar la extensión de la jornada laboral en función de los horarios de clases, estableciendo mecanismos para asegurar la disponibilidad de jornadas escolares extendidas y la articulación de permisos laborales.
 
Por otro lado, también habla de impulsar transformaciones culturales de los estereotipos de género vinculados con el cuidado y generar información vinculada con el derecho al cuidado para tener dimensión real de la magnitud del tema y proponer políticas públicas eficaces.